"...asi es M********, a duras penas terminé la primaria en un establecimiento rural cercano a Colonia Vela. Mi papá, peón en una estancia dedicada a la cría y engorde de hijos de puta, no pudo darme mejor educación, y a los 12 años tuve que ir a trabajar.
Peor lo pasaron mis hermanas, quienes después de proporcionar al dueño de dicha estancia su consuetudinario derecho de pernada terminaron en un prostíbulo de Pehuajó, que por aquel entonces era un centro comercial y financiero de importancia en el el interior de la provincia de Buenos Aires.
Con los años pude independizarme y monté una pequeña empresa para proveer de servicios a los esforzados colonos, quienes de tanto rascarse las bolas en las estaciones de servicio desarrollaron paspaduras muy acuciantes. Dicho servicio consistía en la aplicación, vía rectal, de una dosis de esperma bovino, el cuál – créase o no – obraba maravillas sobre el síntoma de la picazón. Naturalmente, como todo remedio – veneno al fin – generaba algunas consecuencias secundarias no deseadas, como por ejemplo la aparición de pilosidad en regiones faciales impensadas, vbg.: el paladar.
Así las cosas, no tuve oportunidad de pagarme una educación – ni formal ni de ningún tipo – y aprovecho este espacio para informarme e iluminarme, dado que el éxito de mi actividad empresarial me permite pasar horas frente al monitor de una bonita notebook.
Me permito, por lo tanto, recomendarles – a riesgo de ser considerado un metido – la antedicha actividad económica. El mercado es amplio, y el precio del servicio asegura una rentabilidad superior a la media.
Respetuosamente suyo."
udi
Peor lo pasaron mis hermanas, quienes después de proporcionar al dueño de dicha estancia su consuetudinario derecho de pernada terminaron en un prostíbulo de Pehuajó, que por aquel entonces era un centro comercial y financiero de importancia en el el interior de la provincia de Buenos Aires.
Con los años pude independizarme y monté una pequeña empresa para proveer de servicios a los esforzados colonos, quienes de tanto rascarse las bolas en las estaciones de servicio desarrollaron paspaduras muy acuciantes. Dicho servicio consistía en la aplicación, vía rectal, de una dosis de esperma bovino, el cuál – créase o no – obraba maravillas sobre el síntoma de la picazón. Naturalmente, como todo remedio – veneno al fin – generaba algunas consecuencias secundarias no deseadas, como por ejemplo la aparición de pilosidad en regiones faciales impensadas, vbg.: el paladar.
Así las cosas, no tuve oportunidad de pagarme una educación – ni formal ni de ningún tipo – y aprovecho este espacio para informarme e iluminarme, dado que el éxito de mi actividad empresarial me permite pasar horas frente al monitor de una bonita notebook.
Me permito, por lo tanto, recomendarles – a riesgo de ser considerado un metido – la antedicha actividad económica. El mercado es amplio, y el precio del servicio asegura una rentabilidad superior a la media.
Respetuosamente suyo."
udi
1 comentario:
un gaucho , una historia, un increíble descubrimiento.
Continuará.....
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