Bella Ciao, una versión "pulenta pulenta"

sábado, 23 de junio de 2012

Teoría de la Relatividad de la Felicidad


Si usté vino remando de atrás, penando por arrimarse a los líderes, y llega, con la boca afuera a un cuarto puesto, esto es honroso y lo llena de felicidad.
Ahora, si usté los viene relojeando a todos desde arriba, y faltando 4 fechas se cae a pedazos como un boludo, y queda cuarto. Entonces la honra se la mete donde le quepa, y la felicidad transmuta en amargura y puteadas.
Sin embargo, ciertos sentimientos no admiten cambios. A seguir sufriendo, pues.
Vamos Canallas, todavía hay chance !

martes, 5 de junio de 2012

Lockout Nacional Agrogarca

En esta semana voy a transitar varias rutas, al que se le 


ocurra parar un camión a mi vista, más vale que tenga la 


chapa de la chata tapada, porque de ahí voy derecho al 


juzgado federal más próximo.


Nada Más.



Aparición con vida y castigo a los culpables

Azuzando a las bestias...

"Fue tan rápido que no pudimos hacer nada", nos relató - sin dar su nombre - una de las manifestantes del acto relámpago en la esquina de Santa Fe y Callao el viernes pasado. "Yo iba a buscarlo, como todas las semanas después de cobrar el alquiler del campo, y en la agencia me dijeron que no estaba, que era una incógnita. Voy a volver, por supuesto. Ya nos estamos organizando, con un grupo vamos a ir todos los jueves a la puerta de la agencia, a exigir explicaciones; que nos digan algo, alguna respuesta. Es terrible vivir en esta incertidumbre. Pero no vamos a entregarnos, nuestra lucha es justa y queremos que nos los devuelvan."

Hay momentos en la vida de un periodista en que resulta imposible mantener nuestra objetividad e imparcialidad. El polígrafo del Barrio La República siente que ha llegado ese instante supremo en el que se debe tomar partido, "partido hasta mancharse", como diría el poeta, y abandonar las torres de marfil desde las que velamos por el bienestar del conjunto de la sociedad. Este, mis estimados lectores, es uno de ellos. Por lo tanto, este cronista abandonará su habitual modo de informar, para pasar a la primera persona, con la carga subjetiva que ello conlleva.

La tarde del viernes el aire estaba cargado de presagios. Las calles de la city, habitualmente trajinadas por personas abstraídas en sus preocupaciones, mostraban pequeños grupos que se reunían por escasos minutos, disolviéndose rápidamente ante la llegada - real o presunta - de los feroces perros rastreadores y sus guardianes azuzándolos contra la masa. "¡Acá hay uno, acá hay uno!", se escuchaba de a ratos, y a los pocos segundos un pequeño remolino frente a una pizarra delataba que los pretores estaban llevando a cabo su macabra tarea. En la puerta de una agencia, unos pocos, más valientes, o más hartos, deciden hablar:
- Se los están llevando, y no hacemos nada... - La voz va pasando del susurro temeroso a la indignación:
 - A este paso no quedará ninguno.
 - ¿Y qué podemos hacer?
 - ¡Juntarnos, protestar, denunciar el atropello!
Una mujer decide entonces que la vida sin ellos no tiene sentido, y  - como santo y seña - repite una consigna:
- ¡Mostremos al mundo lo que nos están haciendo! ¡Si nos unimos y organizamos no podrán llevárselos a todos! ¡Esta noche, a las 8, protestemos! ¡Vamos a  decirles que no tenemos miedo!

Es en nuestras mujeres, siempre creí esto, que se anida lo mejor de nosotros. El coraje tiene cara de mujer. Ellas son el sostén de nuestras más caras tradiciones. Herederas de espartanas y romanas, han sabido mantener en alto la dignidad y los valores más altos e irrenunciables, aquellos sin los cuales no vale la pena vivir.


Matronas Argentinas
 A las ocho menos cinco, nada parecía distinto de otro viernes en esa esquina. Cinco minutos después, reconociéndose en el distintivo que portaban, pero antes que ninguna otra cosa en la profundidad de su dolor, las voces de la patria, surgían del subsuelo sublevado. Los rostros tersos y el cabello cuidado, la ropa de marca y el aroma de las grandes gestas los identificaban.
Ningún miedo pudo más que el afán de reivindicación, que el sufrimiento por el despojo. Lo más preciado les había sido arrebatado: ¿A qué temer, entonces? ¿Acaso hay algo peor que este dolor inconmensurable?
El grito de la multitud se hace uno, y nadie con un corazón en el pecho y un alma inmortal puede sustraerse a su potencia y pasión:
¡Que nos digan adónde
han escondido las flores
que aromaron las calles
persiguiendo un destino!
¿Dónde, dónde se han ido?
El verde motivo de nuestras vidas...