Bella Ciao, una versión "pulenta pulenta"

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Civilizacion y Barbarie

La muerte de un niño, cansinamente relatada de tanto en tanto en un rincón de la página "Internacionales" de cualquier periódico no suele despertarnos sentimientos muy exaltados. Se sabe: la repetición de la barbarie no la transforma en civilización, pero adormece los sentidos, apachorra la indignación. El veneno diario en pequeñas dosis puede ser, incluso, muy efectivo cuando irrumpe una cantidad pantagruélica en nuestro torrente sanguíneo.
Todos los días mueren niños, la mayoría por causas evitables, acá nomás, a diez cuadras. ¿Por qué rasgarse las vestiduras ante una muerte a más de diez mil kilómetros?
Aquí, como casi siempre, los poetas lo dicen mejor. Paso, entonces, a un grande:

TODOS NOSOTROS
Que cosa terrible sentir
que el tipo de al lado no importa,que no existe, ni pincha ni corta,
que si hace un infarto la mujer aborta.
No nos molesta ni nos importa,
no nos molesta ni nos importa.
Qué cosa terrible y normal
que la gente se muera de guerra,
que reviente, que esté en la miseria,
esta cosa tan simple, esta cosa tan seria,
no nos enoja ni nos aterra,
no nos enoja ni nos aterra.
Lo que no te toca de cerca
finalmente no interesa.
Somos como las viejas
que juegan a la canasta
y combaten la pobreza
con un poco de pereza.

Qué cosa terrible saber
que la gente de arriba es siniestra
que es tan vieja y enferma que apesta
pero nadie la acusa y nadie protesta,
y no nos importa ni nos molesta,
y no nos importa ni nos molesta.

Qué cosa terrible pensar
que mientras yo creo ser centro,
me doy cuenta que nadie por dentro
movería una mano por verme contento,
y no me molesto ni me caliento
y no me molesto ni me caliento.
Lo que no te toca de cerca
se olvida, no importa, se esconde.
Somos como los perros
que tienen un hueso enterrado
y no se acuerdan adónde,
pobres perros casi hombres...

Qué cosa terrible saber
que la vida se achica y se acorta,
y no nos importa y no nos importa
y no nos importa y no nos importa
y no nos importa, hmmm.
Letra y Música de Jorge Schussheim

Resulta difícil mejorar esto. Así las cosas, y sin poder hacernos los distraídos, solo resta, tal vez, sacudirnos la apatía, despertar los sentidos, escupir la indignación, no sea cosa que se nos anquilose dentro, y como un alien nos devore, despacito, sin que nos demos cuenta, o - peor, infinitamente - que nada nos importe.
Gritar, entonces, puede ser la consigna, ahora como hace cien años:

En la ciudad asesinada
Levántate y ve a la ciudad asesinada
y con tus própios ojos verás,
y con tus manos sentirás
en las cercas y sobre los árboles
y en los murosla sangre seca y los cerebros duros de los muertos...

Jaim Najman Bialik

¿Qué nos queda, si no, al ver las imágenes del horror? Gritar, expulsar el veneno de la costumbre, vomitar el asco del tóxico embrutecedor. Inundar el cuerpo con el aire puro del grito, de la santa indignación. Limpiar los pulmones de tanta basura cotidiana, vociferar hasta que sangre la garganta. Llamar, de una vez por todas, a las cosas por su nombre.

Muy claras son las cosas, y la honestidad impone llamarlas por su nombre: al crimen de guerra, al crimen de lesa humanidad, y al genocidio. La destrucción de toda la infraestructura que posibilita la vida humana en conglomerados urbanos es un crimen contra la humanidad. El bombardeo de áreas civiles desprotegidas es un crimen de guerra, y la demolición de edificios civiles y residencias particulares con seres humanos adentro es genocidio. De poco les servirá tratar de ocultarlo al mundo: lo verán en sus ojos cuando crucen miradas. Lo sentirán cuando sus hijos les pregunten:

¿Y tú que hiciste en la guerra, papá?

udi, diciembre de 2008

viernes, 5 de diciembre de 2008

Reingenieria en las comisarias porteñas

¿Es necesario para el buen funcionamiento de las comisarías capitalinas que respondan a ese "old fashion style", que las caracteriza?

La respuesta, para el comisario inspector Franco Sideco, es negativa.

- La arquitectura, el diseño, la ubicación, le diría más: hasta los uniformes y la decoración interior de las comisarías responde a necesidades funcionales y criterios de otro tiempo. De otro mundo - Agrega, con una sonrisa debajo de sus poblados bigotes que dejan intuir algunas horas semanales dedicadas a su "look", confirmado, por si hiciera falta, por indisimulables "claritos" en su pelo castaño.

Sideco, que antes de ejercer como "Superintendente de Edificaciones y Panópticos" fue un avanzado estudiante del "New Design Institute", en Palermo Hollywood, llegó a este puesto de la mano de la renovación - la "revolución", la llama él - que produjo la transferencia de la vieja Policía Federal a la esfera de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. "El ministro me sedujo con la propuesta", rememora Sideco, en referencia al llamado del "Ministro de Seguridad y Cultura" de la CABA, el Técnico Industrial Juan Carlos Bromberg.

Sideco no da lugar a dobles interpretaciones, su adscripción a los principios de la Jefatura de Gobierno es sin fisuras. Resalta, en este sentido, la tarea llevada a cabo por la nueva Ministra de "Educación y Seguridad Ciudadana", la Primera Actriz de la Nación Moria Casandreu en la articulación entre la "escuela y la seguridad", y su plan "Detección Precoz del Delincuente", mediante el cual los alumnos de los establecimientos públicos educativos colaboran con el mantenimiento de la seguridad ciudadana notificando a las autoridades de la comisaría de la cual depende cada escuela (vieja aspiración del vice-jefe de gobierno, el rabino Brugman: colocar las escuelas en la órbita del "Gabinete de Seguridad y Cultura") la comisión de cualquier delito del cual sean testigos o hayan recibido noticia. La introducción de la cláusula de "productividad" ha generado, por cierto, una sana competencia entre las escuelas, que incrementan su presupuesto en función de la cantidad de delitos denunciados. Sideco no duda de las bondades del método:

- Franco, me dijo el Ministro Bromberg, la seguridad es el bien más preciado. Sin seguridad no hay libertad, ni cultura, ni productividad. Pero la búsqueda de la Seguridad (en las palabras de Sideco se "escuchan" las mayúsculas) no implica renunciar a los superiores valores que guían nuestra filosofía política: "La gente bien quiere el bien de la gente". Para eso los alumnos son una ayuda invalorable. Las estadísticas vienen demostrando que los adultos, conscientes del nuevo papel que les toca a los jóvenes en el "Nuevo Orden Porteño", han reducido en un 19 % su inclinación al delito, ante la certeza de que serán denunciados ante las autoridades de la comisaría más próxima.

- ¿Y en lo que atañe a la remodelación del espacio de "seguridad ciudadana"?

- Lo seguro no quita lo agradable - sonríe nuevamente SIdeco - Las nuevas salas de interrogatorios, por ejemplo, contemplan los últimos desarrollos en tecnología de "Seguridad Urbana" pero al mismo tiempo están dotadas de todo el confort necesario para recibir y alojar a los "Nuevos Desafíos a la Seguridad", como ser: Pelotero, televisión por cable, cama elástica, juguetes pedagógicos, etc.

- ¿Se nota la influencia del "Ministro para la Niñez y la Juventud"?

- ¡Por supuesto!, gente como él nos aporta una experiencia de primera mano! - se entusiasma Sideco.

jueves, 12 de junio de 2008

A medianoche

A las doce, dicen que dicen, salen las brujas.
A medianoche, cuando todos lo gatos se parecen.
A esa hora, cuando los señores duermen,
y las señoras suspiran, y las adolescentes se consumen.
A medianoche, digo, te pienso.
A las doce, cuando la gente bien se guarda,
cuando todos los Natalios Ruiz que fueron,
y serán, medran temerosos del mundo,
o de sí mismos, quién sabe.

A esa hora te evoco, desnuda y en lo oscuro.
En la medianoche de la vida, te conjuro.
Te busqué, a pesar de mis temores,
y de tus dudas, de mis errores.
Me encontraste, tocando a ciegas.
Buscando la palabra, llegó la piel,

A la medianoche, pienso en mis brujas.
A las doce llegan, a veces puntuales.
"No es oro todo lo que reluce", me cuentan.
Y hasta el corazón más gastado puede,
agitarse, sufrir y sangrar, ¡como no!
Y sin embargo, elijo el dolor, de la vida,
la incertidumbre, la posible pena.
La copa ha de saborearse hasta el fondo.
¿Miedo? ¡Claro, de carne somos, y
si nos pinchan, sangramos!
Así y todo, elijo la vida, y el posible dolor,
antes que el silencio de la sangre
coagulada, fría, yerma.

udi, marzo de 2008

domingo, 13 de abril de 2008

Un citadino en la pampa gringa

Pocas cosas mas desagradables que el trabajo pesan sobre los hombres, mis estimados. Fue la maldición bíblica la que obligó al polígrafo del barrio La República a trasladarse, muy a su pesar, a la mediterránea y docta ciudad de Córdoba. Ya bastante difícil es para vuestro cronista abandonar su barrio, así que imaginad, mis pacientes lectores lo incordioso que le resulta movilizarse mas de 400 km.

Pero, todas las protestas de este servidor fueron desmontadas con prolijidad por los irrefutables argumentos de las necesidades empresariales.

Así las cosas, emprendió Udi - obediente - el camino que lleva de la portuaria, fluvial y fenicia capital de los cereales a la capital del cuarteto, el automóvil y las sierras.

Para aquellos que ignoren (o hayan olvidado) ciertos datos esenciales de la demo-geografía pampeana les recomendaré que agarren los libros, que no muerden, o - en su defecto - un mapa carretero, como hizo este modesto escriba, quizás algo atemorizado ante la perspectiva de reencontarse con una materia que le amargó su poco destacable paso por las aulas del Colegio Nacional N° 1, de infausto nombre.

Para vuestra ilustración, queridos lectores, comentaré que los cuatrocientos y pico de kilometros que separan ambas urbes atraviesan las llanuras mas fértiles de estas ubérrimas tierras. Llanuras habitadas, mayoritariamente, por los rubicundos descendientes de aquellos esforzados suizos, piamonteses, lombardos y marchegianos que desde mediados del siglo XIX, y huyendo algunos después de la derrota en "La Primavera de los Pueblos", poblaron, laboraron y abonaron con su sudor y su sangre.

El camino - se sabe - suele tornarse monótono cuando uno debe concentrar la mirada al frente, máxime cuando todo lo que lo rodea se asemeja a un desierto verde, así que - ya anocheciendo - este servidor dió por bienvenida la aparición, en tierras cordobesas, de un grupo de vehículos estacionados a la vera de la ruta.

Relucientes vehículos todo terreno convivían en aparente paz con desvencijadas "chatas", algunas piras de neumáticos ardían cansinamente, miradas - con esa obsesión que tienen los humanos por el fuego - por grupos de mujeres mateando. Chicos corriendo, adolescentes en motos y una parrilla con varios kilos de carne vacuna, que brillaba por su presencia y aromatizaba el entorno.

Unas cien personas ocupaban el centro de la ruta, obligando a los conductores a detenerse, cosa que unos diez vehículos, entre automóviles y camiones, habían hecho, con una paciencia que ya quisiera este servidor haber visto frente a situaciones parecidas.

He de reconocer, mis estimados, que la predisposición de vuestro improvisado cronista agropecuario no era de las más amables para con los motivos, explicaciones y métodos que estas personas esgrimían para justificar su actitud, un tanto ¿compulsiva? a interrumpir el tránsito por una ruta nacional (o provincial, tanto dá).

Ya sea, pues, por motivos justos, o de los otros, este obligado viajero, al que aún le faltaban mas de 200 km. para llegar a su destino (bah, a Córdoba, que su destino vaya uno a saber dónde está) sintió bullir dentro suyo alguna dosis de indignación al ver a poseedores de extensiones de tierra valuadas en cientos de miles de dólares impidiéndole continuar su viaje y su (ejem) trabajo.

Fué aquí que Udi recordó ciertas expresiones de días atrás, cuando ante la irrupción de los morochos, esforzados, algo prepotentes y poco mediáticos defensores del elenco gubernamental en la Plaza de Mayo supuso que mucho más efectivo hubiese sido enviar, antes que la "patota" lumpen y pintoresca a la "patota" de la AFIP a los piquetes de los capitalistas agrarios. Este poco idóneo plumífero sostuvo, entonces y ahora, que la variedad rural de la especie "capitalistus rapiñatis" debería sentir especial repulsión ante la mera posibilidad de que alguien sepa la verdadera magnitud de sus ventas, la suma de las declaradas y las otras, para no hablar de las ganancias que dichas ventas reportan.

Asi fue que, asumiendo actitud de inspector, bajó el polígrafo del barrio La República, devenido en falso botón del fisco, munido de su agenda símil cuero, y comenzó a tomar nota de las patentes de los vehículos, sin distinguir entre relucientes y embarrados.

Naturalmente esta actitud no pasó desapercibida para la pequeña multitud reunida sobre la calzada de la ruta, ni - todo hay que decirlo - para la fuerza policial, representada por una oficial rubia y muy producida y su ayudante, morocha, joven y de cara limpia. Algunos participantes de la Asamblea de capitalistas agrarios, y las representantes de la ley y el orden se dirigieron hacia el lugar en el que este escriba ejercía su ficticio rol de buchón de la ex-DGI. Esta peculiar "Task Force" se acercó a vuestro cronista de segunda con una mirada entre inquisitoria y hostil (salvo la agente de policía más joven, que sonreía un tanto pizpireta. Habréis notado, mis queridos, que de ciertas cosas no se vuelve...).

Requerido que fue, por parte de esta comisión de ¿notables? el motivo de la actitud de pesquisa que parecía adoptar este falso periodista (ya sabemos que los periodistas "de verdad" se ocupan de reflejar los conflictos de la "gente" con los demás habitantes de este suelo) la respuesta, en parte fruto de la inspiración del momento, en parte meditada, forzoso es reconocerlo, trató de hacer entrar en las bien pobladas (exteriormente) molleras de quienes proclamaban que "cultivar el suelo es servir a la patria" que la ocupación de la calzada de una ruta impidiendo el tránsito a otros compatriotas está debidamente clasificada en ciertos conjuntos de libros que suelen denominarse, por comodidad descriptiva como "leyes" y - detalle no menor - expresamente prohibida por esas mismas leyes. Asimismo preguntó este escriba con veleidades de justiciero fiscal a sus dignos interlocutores (aunque con la mirada pendiente en las reacciones de la joven policía, la morocha, que a estas alturas demostraba un interés mayor que el que pudiese esperarse de su triste oficio en las palabras de vuestro cronista) si no coincidían en la generalizada creencia que sostiene que es deber de todo buen ciudadano denunciar la comisión de un delito - es decir: una violación a las leyes - allí dónde lo reconociese.

Con la mejor cara de ciudadano respetuoso y ¿Por qué no? amante de la legalidad instituída y la corrección política sugirió entonces vuestro polígrafo que un grupo de personas que tan acendradamente defendían el respeto a aquellas leyes que consagran el derecho a la propiedad privada no deberían hallar mácula en la intención de proteger otro derecho, quizás de no tanta importancia, aunque sí relevante para un servidor, en este caso el de libre tránsito.

Cierto es, mis estimados, que la situación requería de un considerable esfuerzo de dramatización por parte de este servidor, habrá incluso quienes lleguen a hablar de cinismo, pero ¡nadie es perfecto!, coincidiréis - supongo.

Así las cosas reforzando la tesis antes expuesta redobló Udi la apuesta y especuló sobre las incomodidades e incordios que sufrirían, sin duda, aquellos propietarios de vehículos denunciados por ante el juzgado federal más próximo por la comisión del delito antes citado. Esto, naturalmente, sin perjuicio del íntimo convencimiento de vuestro narrador sobre la casi segura inutilidad del proceso, dado que a nadie escapa que semejante causa tendría muy escasas probabilidades de encontrar un juez accesible a su prosecución. Sin embargo, y notad aquí mis queridos y fieles lectores que en esto radicaba toda la posibildad de éxito de esta jugada. como quién dice "cantar retruco con el cuatro de copas", hasta que un juez atribulado de cosas más importantes desechara las denuncias la lenta pero inexorable maquinaria judicial se habría echado a rodar, emitiendo los citatorios pertinentes al caso, etcétera, con las consiguientes molestias para los propietarios de los vehículos denunciados, que a la sazón ya no parecían tan relucientes.

Para abreviar el relato, que ya estará cansando a algunos, por cierto, se consignará aquí, brevemente, que la "comisión de notables", y la policía rubia y producida, se dirigió hacia dónde se hallaba el grueso de la autodenominada "asamblea de productores". No así la policía joven, que halló importantes razones de servicio para inquirir a vuestro cronista sobre su lugar de procedencia y destino, motivos de viaje y hasta la asiduidad de los mismos. Este polígrafo, a despecho de sus prevenciones de toda la vida respecto a los guardianes del orden (instituído) le solicitó a la joven y bella agente de la vieja y fiera institución policial su número de teléfono celular, a fin de interiorizarla en forma más acabada de sus hábitos de viaje, preferencias musicales y demás datos que pudiesen predisponerla favorablemente hacia un servidor. En eso estaba la conversación cuando una persona de la "comisión de notables" se acercó a vuestro cronista y su automóvil profiriendo voces al estilo de "Má, sí. Pasá y la reputa madre que te parió". Lo cual viene a demostrar su falta de tacto, dado lo privado de la charla que este viajero mantenía con la joven agente policial. Al mismo tiempo el grupo de habitantes de nuestra "pampa gringa" se dividía en dos fracciones, a ambos lados de la ruta, pero monolíticamente unidas en su evaluación (y reprobación) de los procederes de este servidor, todo lo cual era demostrado vehementemente y con expresiones que este cronista considera impropio reproducir en estas líneas. (Para quién quiera conocer detalles sobre el vocabulario de nuestros "productores autoconvocados" estará este polígrafo dispuesto a contarlas a través de correos personales).

Siempre es bueno saber hasta dónde se puede tensar la cuerda, se dijo Udi, vagamente sentencioso. Y fue así que vuestro narrador subió presuroso a su automóvil, no sin algún temor a que el mismo fuese objeto de injurias aún más perniciosas, y poniendo una primera interminable se perdió en la obscuridad de la llanura pampeana, saboreando su módica (y casi inútil) victoria contra la prepotencia del capital agrario, y lamentando no haber tenido suficiente tiempo para obtener el número de la joven y bella agente policial.



En este punto, mis pacientes lectores, me veo forzado a abandonar el tono intimista y casi confidencial.

No había recorrido unos cien metros cuando noté a un joven "haciendo dedo". Necesitado de algo de charla detuve el auto y lo llevé hasta la localidad siguiente. En el trayecto el chico - no más de veinte años - me contó que su patrón lo había llevado al "piquete" a la mañana, para quemar los neumáticos al costado y en el centro de la ruta. Eso sí, le había pagado un sandwich y una coca. En concepto de "participación en las ganancias" habrá sido...Ni siquiera con sus manos hacían la protesta estos señores.

Puaj...

viernes, 21 de marzo de 2008

Gran Evento en Rosario


Mis queridos: la ciudad de Rosario, que resignadamente soporta mi presencia desde hace ya ¡Ay! tantos años, se viste de gala para la realización de un evento sin par, del cual este humilde polígrafo quiere dar cuenta.En efecto, se cumple este año el vigésimo aniversario de la creación de una institución que ha marcado rumbos en la defensa de ese inestimable bien al que tantos poetas han cantado, y por el que tantos luchadores han dejado la vida: la LIBERTAD.En este caso concreto, la libertad de los mercados.Así es, mis estimados, ilustrísimos nombres se han de dar cita en la "Capital de los cereales" para celebrar la persistencia de una idea, la coherencia de un pensamiento, la convicción en los principios, la tenacidad en un norte: ¡Los beneficios!
¡Pasen y vean!

Huelga decir que semejante reunión de preclaros defensores de los derechos humanos capitales ¿O del capital? llamó la atención de este curioso escriba, y hete aquí que entre tanto ex-presidente, afamado novelista y acérrimo defensor del estado de derecho aparece un hidalgo apellido que le trae a vuestro barrial polígrafo ciertos recuerdos de años atrás, el aciago 2002, a mor de precisión. Hurgando en la memoria de la compu, y en formato accesible, apareció un intercambio epistolar entre un servidor y este encumbrado personaje, a quién nunca dejaré de agradecer por haberse dignado a polemizar con un ignoto y oscuro amateur de la economía.A continuación, pues, una nota de nuestro invitado, la respuesta un tanto iracunda de el polígrafo del Barrio La República, y el esclarecedor - aunque un tanto escabroso - cruce de correos posterior.¡Que lo disfruten! Y si no fue de vuestro agrado, sufridos lectores, hacédmelo saber, que nunca es tarde para aprender.


*Udi,
udi.cuatro.catorce@gmail.com
rosario, marzo de 2008

Argentina: El espectro de la hiperinflación
por Lorenzo Bernaldo de Quirós
Lorenzo Bernaldo de Quirós es presidente de Freemarket International Consulting en Madrid, España y académico asociado del Cato Institute.

Los últimos acontecimientos de Argentina muestran un hecho relevante: un país no tiene fondo, su caída puede ser permanente. La negativa del Fondo Monetario Internacional a proporcionar asistencia financiera al Gobierno Duhalde es lógica y positiva. Lógica, porque no existe un programa económico capaz de sacar a la república austral de su dramática situación; positiva, porque una nueva inyección de liquidez del FMI equivaldría a suministrar un poco de oxígeno a un enfermo cuya asfixia es inevitable. Por otra parte, el papel de la institución internacional en Argentina ha sido muy negativo. Sus sucesivos apoyos a los gobiernos han sido un anestésico que ha retrasado el enfrentamiento del país con la realidad y ha retrasado la introducción de las medidas que necesita para superar la crisis.
Lejos de invertir su enloquecida deriva populista y su incompetencia técnica, Duhalde es contumaz en el error y avanza de manera decidida hacia el desastre. En unos pocos meses, ha desmantelado los modestos avances liberalizadores realizados en los años 90 del siglo pasado. El corralito y el corralón ha causado un daño irreparable al sistema bancario. El establecimiento de barreras arancelarias para determinados bienes, servicios y transacciones financieras junto a los impuestos cargados sobre las exportaciones de algunos productos suponen una vuelta al proteccionismo. Los ejemplos podrían multiplicarse. El gabinete peronista ha liquidado con una sorprendente rapidez las reformas introducidas en el primer mandato de Menem y ha reconstruido una economía de corte mercantilista con el pretexto de luchar contra la crisis. Como era previsible, la flotación del peso en ausencia de un marco fiscal y monetario consistente se iba a traducir en una fuerte depreciación de esa divisa. Cualquier economista mínimamente informado lo sabe aunque, según parece, el gabinete peronista lo ignora. Ante un panorama de esta naturaleza, el movimiento siguiente de Duhalde era previsible: introducir controles de cambios para impedir la caída libre del peso. Sin embargo, esta iniciativa no resolverá ningún problema y creará otros. En concreto, permitirá el desarrollo de un lucrativo mercado negro de divisas, fomentará la corrupción y distorsionará aún más el funcionamiento de la economía. A las distorsiones creadas por el primer programa Duhalde en los mercados de bienes y servicios se unen ahora las generadas en el de cambios. Pero ahí no terminan las cosas. Sin un banco central independiente con un objetivo de inflación preciso, la devaluación ha desencadenado un proceso inflacionario que puede desembocar en una hiperinflación. En ausencia de un marco monetario creíble, las expectativas inflacionarias de los agentes económico internos y externos se disparan, ya que no existe ningún freno institucional a la creación de dinero. Se produce así una intensa presión depreciatoria sobre la tasa de cambio de la moneda argentina, ya que ni los nacionales ni los extranjeros desean mantener unos pesos incapaces de mantener su valor. En consecuencia, quieren deshacerse de ellos y adquirir dólares u otras monedas fuertes para salvaguardar su riqueza y su poder de compra. Esto impulsa una dinámica bajista en el precio de la valuta austral.
La depreciación de la divisa es un voto de desconfianza de los mercados al Gobierno Duhalde. щste considera que la magnitud de la pérdida de valor del peso es excesiva e injustificada. De acuerdo con esta afirmación se habría producido una sobrerreacción bajista en la tasa de cambio del peso al estilo de las descritas por Dornbusch. Si esto fuese cierto, los controles cambiarios estarían en parte justificados. Sin embargo, este enfoque es erróneo. La intensidad de la caída del peso recoge las expectativas racionales de los agentes económicos, su convicción de que no existe ninguna restricción a su pérdida de valor. En este contexto, los controles de cambios serán insostenibles y la inflación reprimida por ellos se desbordará. Cuando se pone en marcha una tendencia de esta naturaleza, se llega a la hiperinflación a una velocidad de vértigo. ¿Es inevitable la hiperinflación? La respuesta es mixta. Sin un banco central consagrado a lograr la estabilidad de los precios, las expectativas inflacionarias desatadas por la política de Duhalde producirán una coyuntura hiperinflacionaria. En este caso, Argentina habría logrado otro récord: convertir en poco más de un año una coyuntura deflacionaria en una hiperinflación. En la práctica, esto es el resultado de la desagradable aritmética monetarista descrita por Sargent y Wallace a finales de los 70. Cuando un Gobierno se siente incapaz de reducir el binomio déficit/endeudamiento a través de medios ortodoxos, la tentación de imprimir billetes para financiar esos desequilibrioses muy alta. щsta es en buena medida la situación de Argentina y, por tanto, el espectro de la hiperinflación, vuelve a planear sobre la república austral.

Hasta aquí las valiosas premoniciones de nuestro ilustre visitante. A continuación una respuesta, publicada en
www.postalesdelsur.com
, el 02-04-02, de talante algo irónico - concedo - con críticas crudas, afirmaciones temerarias, predicciones agoreras y final cuasi litúrgico.

ARGENTINA: LA TANGIBLE PRESENCIA DE LA HIPERINFLACION

La nota de opinión (Argentina: El espectro de la Hiperinflación) publicada en la portada de Postales del Sur (http://www.postalesdelsur.com/opinion/hiper.htm) por el presidente de Freemarket International Consulting y académico asociado del Cato Institute, quién responde al hispánico nombre de Lorenzo Bernaldo de Quirós, constituye una buena muestra de cinismo, mala fe, e intento de hacer pasar gato por liebre, adornando ideología reaccionaria con lenguaje pretendidamente "científico". Desde el título mismo el autor amenaza, no advierte, con la hiperinflación, de infausta memoria para los argentinos. Conjurando a los espectros el escriba nos infunde el temor a Dios si no se aplican las recetas que la ortodoxia neo-liberal prescribe, escamoteando - eso sí - que la enfermedad que padecemos se debe a la aplicación ininterrumpida de los brebajes que los médicos brujos del F.M.I. nos suministraron durante veinticinco años en forma ininterrumpida. Los últimos años han sido pródigos en producir profesionales de las ciencias sociales que - a sueldo del capital financiero multinacional - se ocuparon de introducir cargas de significado interesadas para viejos y universales conceptos. De tal modo, y a título de ejemplo, "Déficit fiscal" pasó a ser la diferencia entre lo que un estado recauda, y lo que gasta, después de pagados los servicios de su deuda, y no antes como la ciencia económica - y el sentido común - entienden. Claro que para esto primero debieron - los coreutas del capital financiero - convertir la economía, ciencia social, en Crematística, subproducto de ésta que se ocupa del dinero, la moneda, los medios de pago. El dato no es menor: para vendernos el neo-liberalismo primero debieron convencernos de tomar a la parte - el dinero - por el todo - la economía.
Arranca su arenga partidista el articulista de hidalgo nombre con alabanzas al Fondo Monetario, por haberse éste decidido a tomar el toro por las astas - valga para el caso la ibérica comparación - y exigir a la Argentina auténticas medidas liberalizadoras, deplorando que en el pasado el organismo de crédito internacional haya sido tan "anestésico", retrasando de ese modo " el enfrentamiento del país con la realidad ", lo real es la liberalización, cualquier otro marco teórico es realismo mágico, latinoamericano, poco trabajador. Más adelante nos informa el autor que se han desmantelado los modestos avances liberalizadores de los años '90 a manos de la deriva "populista". Claro como el agua clara: Liberalizar es hacer ciencia, populismo es ideología. Saber frente a superstición, ni Comte lo hubiese explicado mejor. La peor lacra positivista en manos de los sacerdotes de la nueva religión: neo- liberalismo o muerte, exclamarían, si se les cayera la máscara. Claro que para cualquier persona con mínimas dosis de sentido común la consigna es ligeramente distinta: Neo-liberalismo ES muerte. El llanto de los cocodrilos es impresionante: No deja altar sin derramar una lágrima. El ilegítimo gobierno argentino avanza a paso redoblado licuando: pasivos empresarios y devaluados salarios. Pero ni siquiera esto les alcanza a los lacayos de los nuevos condes transilvanos. Quieren todo: pasivos licuados, si. Salarios devaluados: mejor. Barreras arancelarias: ¡Bajadlas! Retenciones a las exportaciones: ¡Quitadlas, coño! ¿Control de cambios? ¡Vade Retro, Satanás! ¡Como lamenta nuestro admonitor de turno que se hayan liquidado las "reformas introducidas en el primer mandato de Menem"! En fin, después de acudir a la aritmética monetarista para respaldar la contundencia de sus amenazas si no se recurre a los métodos ortodoxos, el autor advierte contra la tentación de comer del árbol de la emisión monetaria, violando los preceptos de su vengativo Dios, quién no dudará en sacrificarnos en el altar del equilibrio fiscal.
Si bien llamar "populista" al gobierno argentino es todo un alarde imaginativo no debemos engañarnos. El capital financiero se cura en salud - ¡Sabedlo, oh menesterosos argentinos! - y presiona antes para crear las condiciones que llevarán a su objetivo de máxima, a saber: Hiperinflación Golpe de mercado y Golpe político cívico-militar (Si hace falta) Dolarización cinco por uno no va a quedar ninguno (argentino con trabajo digno) Salarios de 100 dólares (¡Por fin como en Brasil!) Privatización de lo que quede (Primero los Bancos Nación y Provincia de Buenos Aires) Ejecución de la cartera crediticia de esos bancos oficiales (Pequeños y medianos productores rurales de la Pampa Húmeda) Recompra de las empresas de Servicios Públicos por el capital norteamericano (Desplazando al corrupto capital europeo por su ético competidor) Elecciones (Jueguen un rato) Reutemann al gobierno (Cristalización del modelo latinoamericano en la esquiva República Argentina) Anclaje de nuestro país al Area de Libre Comercio de las Américas, per sécula seculorum, Amén En éste cronograma los primeros ocho pasos vendrían a ser la expiación, mientras los dos últimos serían la tan anhelada redención, tras la cual los argentinos por fin se convertirían a la verdadera FE:


NO HAY MAS DIOS QUE MAMON, MILTON FRIEDMAN ES SU PROFETA, Y EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL ES SU UNICA IGLESIA ACEPTADA.

Esta fue, mis queridos, escasos, pero no por eso menos apreciados lectores la respuesta que el polígrafo del barrio La República urdió en aquellos aciagos días ¡6 años pasaron, cáspita! y a continuación el interesante y elevado intercambio epistolar.
----- Original Message -----
From: Lorenzo Bernaldo de Quiros
To: Raul
Sent: Wednesday, April 03, 2002 1:37 PM
Subject: ATT. Sr. Raul
Estimado Amigo:
Su comentario a mi artículo "Argentina. El Espectro de la Hiperinflación" es una mezcla casi perfecta de descalificaciones personales, juicios sobre intenciones y descocimiento elemental de teoría económica que no merecerían respuesta si no fuese por la insustancialidad de sus planteamientos. Es goresca y recuerda volvidados "tics" totalitarios su argumentación de que quienes no piensan como usted están al servicio de oscuros intereses. ¿A cuáles sirve usted? ¿a los de un personaje de García Márquez definido como feliz e indococumentado o a los de una clase política que ha convertido uno de los países más ricos del mundo en uno cuasi tercermundista?Mi artículo no contine alabanza alguna del FMI, sino todo lo contrario, una crítica de su política. Por tanto, usted o no ha leído lo que he escrito o lo manipula con una falta de honestidad intelectual olímpica. Usted puede pensar lo que quiera, falltaría más, pero sus alegatos no impedirán que si no se aplica la política económica adecuada, la que defiende cualquier persona que sepa algo del asunto, Argentina se hundirá en el caos. Me remito a los hechos. Dentro de unos meses o semanas, la situación argentina será insostenible. Entonces, usted y quienes convierten al enemigo externo en la causa de todos sus males se llevarán una auténtica sorpresa.Un saludo afectuoso, LBQ

Aquí, para finalizar este plomo, la respuesta de un servidor.
Estimado Lorenzo:
Gracias por calificar mi comentario de "muestra casi perfecta", sabía que estaba cerca, pero ahora confirmo que las cosas no me salen del todo mal.
Tengo algunas dudas:
1) O mi lógica falla, o debo entender que la insustancialidad de mis planteamientos es lo que amerita su conceptuosa respuesta, por principio de contradicción infiero que si mis argumentos tuvieran sustancia no habría merecido su presente contestación. Poco caballeroso, o un tanto ilógico de su parte.
2) Yo no dije que quienes no piensen como yo estan al servicio de oscuros intereses. Digo, y repito, que su artículo está al servicio del capital financiero internacional. Nada oscuro, bien a la luz. Ya que estamos me extiendo:Las personas se mueven por intereses, todos lo hacemos, y generalmente nuestras ideas politicas, económicas y jurídicas responden a esos intereses. Por ejemplo: si mi lugar en la producción es el de propietario de un banco, es altamente probable que tienda yo a considerar como sacrosanto el derecho a la propiedad privada de los medios de producción. Afortunadamente no soy propietario de un banco, tarea riesgosa, con altas dosis de stress y mal remunerada.
3) Se pregunta Usted (aunque algo me dice que su curiosidad es pura amabilidad) a qué intereses sirvo yo. La pregunta es muy buena, tanto que titubeo de dar una respuesta unívoca, pero intentaré condensar:
a) El oro de Moscú
b) Los habanos de Fidel Castro
c) La cuarta internacional
d) La barba de Bin Laden
e) La felicidad del pueblo argentino
La resolución correcta de este sencillo múltiple elección no acredita un IQ elevado, pero ha demostrado ser muy efectivo a la hora de detectar partículas de sentido común.
4) Su "crítica" al FMI me recuerda a un cuento de Borges, a riesgo de ser pedante lo referiré brevemente: " En las afueras de Minsk se encuentran dos buhoneros judíos. Uno de ellos interpela al segundo: - ¿Adónde vas Jacobo? Este responde: - A Tcharkoie Selo, Daniel. Daniel entonces lo increpa: - Mientes, Jacobo, mientes. Me dices que vas a Tcharkoie Selo para que yo piense que vas a Ekaterinenburgo, pero en realidad vas a Tcharkoie Selo"
Dado que el mensaje puede ser poco perspicuo agregaré que la crítica puede ser de derechas, o de izquierdas. Dejo a su criterio definir de qué tipo es la suya.
5) Me predice Usted que Argentina "se hundirá en el caos". ¡ Caramba ! Mi modesta percepción viviendo aquí es que ya estamos comodamente instalados en él. Me pregunto - al pasar - ¿Se deberá a las malas políticas económicas de gobiernos izquierdistas en los últimos veinticinco años? Dudo - con permiso - que puedan calificar para esa categoría (la de izquierdistas) personajes como Martínez de Hoz, Sourruille, Cavallo, Machinea, etc.Posiblemente la proverbial ingratitud del pueblo argentino sea la culpable de que no se le rindan los honores correspondientes a tan denodados defensores de la libertad de los mercados. Tal vez tenga que ver con esto la errónea percepción por parte de este desleal pueblo de que para respetar dicha libertad hubieron de desaparecer 30.000 argentinos, marchar al exilio varios cientos de miles, y vegetar en la desocupación unos cuantos millones.
6) Por último - a no desesperar - insiste Usted en recomendarnos la "política económica adecuada", que - es de suponer - responde a la "teoría económica" de la cual soy particularmente ignaro. Bueno, quizás la intención sea que en dosis homeopáticas la ponzoña acabe por generar anticuerpos, así que: Bienvenidos Capitales que cobran tarifas que triplican las internacionales, Bancos que aplican tasas de interés en moneda dura que triplican la que se cobra en sus países sede, Gurúes económicos que proponen elevar los impuestos para cumplir con los servicios de una deuda inflada ficticiamente con asientos contables que no existen, y muchos etceteras. Pero como me arriesgo a que todo esto sea descalificado como "Ideología", permítame usted recordarle que la organización económica de una sociedad es una "construcción social" y no una dotación de la naturaleza, y como tal sujeta a las transformaciones que los hombres le impongan. de tal modo que si movemos la piedra basal de la economía capitalista - la propiedad privada de los medios de producción (sólo de estos) - todas las curvas, proyecciones, estadísticas, econometrías y variopinta gama de mediciones que ocultan tras el papelerío la miserable verdad se caen, che, se caen .
Así que no me vengan con ciencia, o como un patético economista argentino dijo: Las leyes de la economía son como la Ley de Gravedad. Olvidó, el muy ruín, que a diferencia del sistema solar, en economía sí podemos cambiar el centro alrededor del cual giran los planetas. Lo que los hombres hicieron, pueden deshacerlo. Si eso redundará en su beneficio, o no, es otra discusión. Pero es inaceptable que alguien defina como ciencia a un conocimiento que no puede cumplir premisas universales. Eso es deshonestidad intelectual.AtentamentePD: advierte usted que dentro de unas semanas se cumplirán sus pronósticos. ¡Pero si yo nunca dije que no fuese a suceder! La hiperiflación no es un espectro, es una realidad tangible que sólo espera una definición política para acelerarse.
"Los momentos en que somos más libres e iguales en este sistema son aquellos que dedicamos a la consecución de la utopía. El resto del tiempo somos meros esclavos."

viernes, 15 de febrero de 2008

¿Contamina Botnia?

¿Contamina Botnia?

Como en tantos otros temas, la respuesta no es unívoca, pero - y aquí está
la distinción - tampoco es científica.
La respuesta, como tantas otras veces, es política.
La ciencia me asegura que a tal tenor de concentración de "dioxinas",
digamos, mueren los mosquitos. ¿Esto es aceptable?
Un poquitín más y ya resultan fatalmente perjudicados peces y batracios.
Bueno, ¿Qué futuro tendrían los sapos sin los mosquitos, base de su dieta?
Me dirán. Aceptado.
Un poco más, pero no mucho ¿Eh?, y ya son las aves, entre ellas los
flamencos, tan vistosos ellos. ¿Es tolerable?Aumentemos un pelito el meneado
tenor, o índice, o como se llame, y ya - al fin - se mueren algunos
mamíferos; cuises, carpinchos, roedores varios, ornitorrincos. Ya sé, no hay
ornitorrincos en Gualeguaychú, pero de haberlos se morirían. ¿Se soportaría?
A los fines meramente especulativos, entonces, supongamos que aumentamos
apeniiiiiiiiiiiitas, un poquitito nomás, el famoso tenor (que no es ninguno
de los "3 tenores") de dioxinas. A propósito: ¿Serán estas dioxinas tan
dañinas como los glúcidos y lípidos cortazarianos?
Volviendo, ahora sí, ya empiezan a morir algunos humanos. Pero no todos,
¡eh!. Primero los más chicos y los peor alimentados. ¿Será tolerable?
Esquematizando un poco los "niveles" de concentración de dioxinas y su
efecto mortífero, la tabla de quienes se morirían primero queda mas o menos
así:

1. Moscas y Mosquitos
2. Sapos y peces
3. Aves que vuelan
4. Mamíferos varios
5. Niños, jubilados, pobres en general
6. Gente como uno

Hasta aquí, con Ustedes, la ciencia, en su majestuosa imparcialidad. Ella sí
que no está contaminada, parecería...
Ella, señora de ojos bien abiertos, no emite juicios de valor. Desgraciados
de nosotros, agregaría, a riesgo de parecer comprometido, si nos abstenemos
también de hacerlo.
La respuesta, que es ética, por lo tanto política, cada cual la resolverá a
su leal saber y parecer: ¿Dónde trazar la raya?, o - más radicalmente aún,
por disonante que suene en épocas de corrección política - ¿Debemos trazar
un raya en algún nivel?
¿O acaso será ya la hora de decir: Basta de falsas opciones?

Preguntarnos, quizás, cuántas muertes son tolerables en el altar del
crecimiento económico.
Cuestionar, tal vez, el concepto mismo de crecimiento. ¿Crecer para qué? ¿De
cualquier modo? ¿A cualquier precio?
Reivindicar ¿Por qué no? nuestro derecho a vivir y morir como mejor nos
gusta y podemos, y no cuando el capital lo decida.
udi
febrero de 2008

El nombre es arquetipo de la cosa

...el nombre es arquetipo de la cosa

¿Quién no fantaseó alguna vez con cambiarse de nombre?
¿A quién no lo sedujo, aunque sea un tanto así, la posibilidad de elegir soberanamente el nombre por el cual habrían de llamarlo?
¿Cuántas veces no hemos lamentado el malhado que torció nuestro destino cuando nuestros padres nos "nombraron"? Es decir, nos impusieron la más fuerte de las marcas.
Y así como de sus ijares echaron nuestra materia al mundo, fué de sus bocas el aliento transfundido que creó nuestras almas.
Nos "nombraron", nos definieron y recortaron del resto de la humanidad. Insuflaron en nosostros esa pequeñísima cuota de divinidad que - paradójicamente - nos humaniza.
Nos reconocemos en nuestro nombre, somos nuestro nombre, hasta que tomamos conciencia que - al igual muchas otras cosas - no lo elegimos. Nos lo "impusieron".
Normalmente esta percepción nos asalta en esa época de la vida en la que empezamos a cuestionar todo lo que durante nuestra infancia fue certeza y hasta artículo de fe.
Nada casualmente - sostengo - es también por esos años que la emergencia de nuestros sentidos, la potencia de nuestros deseos, y la urgencia por obtenerlos nos hacen renegar de todo lo que nos pudiesen haber impuesto: mandatos, tabúes, interdicciones y hasta el nombre con el que alguna vez nos "dijeron".
"El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo..."
En estas palabras inconfundibles, e incomparables, se confirma la presunción; somos cuando nos nombran. La existencia, antes de ser nombrados, es un limbo de indiferenciación, un magma primigenio, un mainstream de potencia. De ella emergemos cuando nos nombran, y la voz que aprendimos a reconocer aún antes de ver la luz nos llama.
Así, elegir un nombre es - aunque sea parcialmente - renunciar a aquel que nos dieron, y rechazar, así sea sin reconocerlo, a quienes nos nombraron, o bien, dicen otros, sería comenzar un camino que en algún momento nos llevará a poner en su justa medida lo que heredamos y lo que construimos. Crecer lo llaman, también.
¿Será?
Sea así, o asá, la elección de un nombre para uno mismo no es poca cosa. Encierra, cómo no, el deseo de ser - aunque sea en parte - "otro". Ahora bien, ¿Cuán "otro" será?.
Si consideramos que el material sobre el cual tomaremos la decisión es el reservorio de nuestros recuerdos: caricias recibidas, gritos soportados, triunfos pasajeros, derrotas pertinaces, juegos excitantes, trabajos aburridos, proyectos truncados, coitos salvajes, cópulas rutinarias, goles malogrados, asistencias perfectas, plazas frecuentadas, bares trajinados, playas concurridas, músicas disfrutadas, lecturas inconclusas, miedos persistentes, dolores agudos, goces fugaces, sábanas transpiradas, noches interminables, sonrisas falsas, llantos genuinos, ternuras vergonzantes, orgullos estúpidos, vergüenzas obstinadas, amores enconados, traiciones abyectas...considerando todo esto - decía - ¿será nuestro nuevo nombre más ajustado a nuestra esencia, o - vaya paradoja - ya nadie nos reconocerá en él?
udi
febrero de 2008

miércoles, 16 de enero de 2008

La guerra interminable



No acababa Simón Bolívar de bajar en su último viaje desde la altura hacia el Caribe, transido de fiebres y sudores, que ya Colombia comenzaba su eterna guerra.

Liberales y Conservadores antes, Estado colombiano y guerrilla antioligárquica después.

Tanto los defensores del orden establecido, como aquellos que lo impugnan en nombre de una más justa distribución de la riqueza creen firmemente que sus proyectos se materializarán saliendo de la boca de un fusil. Noción, hoy en día, un tanto extraña para todo aquel que no recuerde que Latinoamérica es

la patria del "realismo mágico".

Forzoso es reconocer, sin embargo, que más de cincuenta años atrás hubo una oportunidad, encarnada en J. Eliecer Gaitán, de iniciar un camino de reformas por vías menos drásticas. Pero, como suele suceder en estos casos, quienes detentan los sitios de privilegio en la sociedad son reacios a conceder siquiera la más mínima de sus prebendas para su más justa distribución, y quién impulsaba el justo reclamo de cambio fué víctima de la intolerancia de los poderosos. La previsible reacción popular ante el

asesinato de su líder escribió una de las más resonantes rebeliones populares urbanas en la América del Sur: El "Bogotazo", que a punto estuvo de derrocar al gobierno conservador de entonces. Fue, probablemente, la falta de una organización con un plan revolucionario premeditado lo que impidió que se instalara un nuevo gobierno en Colombia en esos días, permitiendo el reagrupamiento de quienes detentaban desde siempre el poder, y su subsecuente venganza, desatada sobre los que nada material que perder tenían, salvo, quizás, la paciencia.

Aquí, ahora, vendría bien una poesía:


Sólo digo compañeros

( Daniel Viglietti )


Escucha, yo vengo a cantar

por aquellos que cayeron.

No digo nombre ni seña,

sólo digo compañeros.


Y canto a los otros,

a los que están vivos

y ponen la mira

sobre el enemigo.


Ya no hay más secreto,

mi canto es del viento,

yo elijo que sea

todo movimiento.


No digo nombre ni seña,

sólo digo compañeros.

Nada nos queda y hay sólo

una cosa que perder.


Perder la paciencia

y sólo encontrarla

en la puntería,

camarada.


Papel contra balas

no puede servir,

canción desarmada

no enfrenta a un fusil.


Mira la patria que nace

entre todos repartida,

la sangre libre se acerca,

ya nos trae la nueva vida.


La sangre de Túpac,

la sangre de Amaru,

la sangre que grita

libérate, hermano.



Así las cosas, y sin entrar - por ahora - en los lodos que aquellos polvos provocaron, los que sintieron que una profunda náusea invadía su ser ante esta situación, decidieron "echarse al monte", cargando en sus mochilas, amén de la utopía, la fuerte convicción de que sólo la lucha armada podría cambiar un orden social perversamente injusto.

Tierra para el campesino hubo de ser su más acendrada consigna, y el guerrillero raso Camilo Torres, con su cruz a cuestas, su más ético representante, digno de la estirpe que desde Jesús hacia acá une a los puros de corazón con el destino de "Los condenados de la tierra".

Aquí, también, cabría una poesía:

Cruz de luz (o Camilo Torres)

(Daniel Viglietti)


Donde cayó Camilo

nació una cruz,

pero no de madera

sino de luz.


Lo mataron cuando iba

por su fusil,

Camilo Torres muere

para vivir.


Cuentan que tras la bala

se oyó una voz.

Era Dios que gritaba:

¡Revolución!


A revisar la sotana,

mi general,

que en la guerrilla cabe

un sacristán.


Lo clavaron con balas

en una cruz,

lo llamaron bandido

como a Jesús.


Y cuando ellos bajaron

por su fusil,

se encontraron que el pueblo

tiene cien mil.


Cien mil Camilos prontos

a combatir,

Camilo Torres muere

para vivir.



Medio siglo después la situación "militar" en Colombia no parece evolucionar de un empate técnico: el Estado Colombiano, su brazo armado legal, el ejército de Colombia, y su feroz mano izquierda, los paramilitares solventados por los más poderosos terratenientes no han logrado quebrar la resistencia, que en amplias zonas del territorio del país sostienen los movimientos guerrilleros, cuyo más conocido exponente son las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y su más famoso líder el

legendario "Tirofijo", Manuel Marulanda Vélez.

De igual modo, los movimientos guerrilleros tampoco obtuvieron significativos avances por fuera de las zonas que están desde hace décadas bajo su control. Todas las inicativas de profundización e intensificación de la lucha armada fueron - mejor o peor - neutralizadas por la acción combinada del aparato represivo estatal, los paramilitares financiados por los terratenientes, armados por los EEUU y entrenados por israelíes y el accionar de un nuevo actor, que en la década del '80 se ha constituído en la clase social más dinámica de la economía colombiana: los comerciantes de sustancias derivadas de la hoja de coca, cuyo mercado es global, sus ingresos en moneda fuerte superan a todas las otras exportaciones

tradicionales y su poder político, en algunas regiones y ciudades colombianas es equiparable al de la vieja oligarquía.

Es con ésta con quién ha estrechado, en los últimos tiempos, lazos económicos, políticos y matrimoniales, constituyendo - de hecho - una alianza de clases mutuamente provechosa: la oligarquía aporta la tierra de la que se obtiene la materia prima, y los hombres de negocios recién arribados al poder su red de laboratorios, logística y conocimiento de los mercados. Si reemplazamos sustancias derivadas de la coca por lana y algodón el proceso es similar al que permitió la revolución industrial y consolidó a Inglaterra como el más eficiente Imperio Global de la historia.

Las particulares condiciones en que se desarrollan los negocios de esta nueva burguesía ha llevado al establecimiento de relaciones dictadas por la conveniencia entre estos mercaderes y los movimientos guerrilleros. Si bien, y desde el punto de vista dogmatico, los traficantes de sustancias para alterar los estados de conciencia son acérrimos defensores de la propiedad privada han entendido que lograr el control de las enormes áreas que dominan los movimientos guerrilleros sería una tarea tan exagerada como ímproba: un pacto hasta mejorar la correlación de fuerzas se hacía imperioso. En efecto:

¿Por qué habrían de triunfar ellos dónde el estado colombiano, con los recursos del "Plan Colombia" detrás, había ya fracasado?

De este modo, y con una visión de largo alcance que ya querrían para sí otras burguesías latinoamericanas, los nuevos mercaderes establecieron pactos, sino de buena vecindad, por lo menos de no agresión con los movimientos guerrilleros, allanándose a pagar incluso algún tipo de canon para la utilización de vías de comunicación bajo control operacional de estos movimientos. La guerrilla, con la austeridad discursiva que le es característica, llama a esto, simplemente, "impuesto revolucionario",

cobrado algunas veces en metálico, y otras en especie. Esta particular forma de cobro obligó, en algunos momentos, a que los movimientos guerrilleros incursionen en la comercialización, por cuenta propia, de las sustancias anteriormente descriptas, con la consabida obligación de generar una burocracia especializada en estos menesteres.

En forma paralela debieron los movimientos guerrilleros tomar bajo su responsabilidad la "administración civil" de los territorios y población bajo su control, hecho cuya importancia sería difícil disminuir, por cuanto implicó la creación de un aparato político administrativo, de justicia,

salud, educación, etc. Es decir, las tareas que se entiende universalmente son responsabilidad del estado, con la potestad de percibir impuestos para solventar estas actividades, por mínimas que sean. Naturalmente esto redundó en una merma en el "esfuerzo de guerra", provocando la aparente paradoja en que se ven los movimientos guerrilleros: su mismo éxito en lograr el control de algunas áreas de la geografía colombiana es parte de la causa que les impide profundizar su accionar.

Esta particular situación, que cabría ahora definir como de "Triple Empate" se ve condicionada, a su vez, por la actividad de factores externos al espacio geográfico dónde se desarrolla. En primer lugar la ingerencia del imperio usamericano, para el que la ubicación geopolítica de Colombia es crítica. En efecto: su cercanía a los pozos petroleros venezolanos es una flecha apuntada al corazón del proyecto bolivariano (o chavista, como prefieran), amén que si las FARC y sus aliados tienen éxito en tomar el

control del aparato estatal colombiano (a despecho de los que sostienen que es posible "cambiar el mundo sin tomar el poder") podría ocurrírseles la peregrina idea de rclamar para Colombia el territorio panameño, que hasta principios del siglo XX le perteneció, hasta que un golpe de estado dirigido por... los bomberos tuvo éxito en lograr la secesión de esa provincia colombiana, convertirla en un estado autónomo, y concesionar a los EEUU la construcción y aprovechamiento del canal interoceánico, cuya soberanía recuperó Omar Torrijos, de ingrato y nunca esclarecido final entre las llamas de un helicóptero siniestrado en misteriosas circunstancias.

Volviendo a la actualidad, es la irrupción del "Plan Colombia", inspirado en los "think tanks" de pensamiento del nuevo siglo americano, promulgado por los demócratas y entusiastamente fogoneado por los republicanos, el que provocó la aparición de nuevas formas de operación por parte de los movimientos guerrilleros. El plan, de corte genocida, al estilo Vietnam, implica el bombardeo sin medir efectos colaterales de vastas zonas pobladas bajo control de las FARC y sus aliados. Tal como sus aliados israelíes hacen en la franja de Gaza, el ejército de Colombia, con sus armas americanas, aplica tácticas de saturación desde el aire, arrojando miles de toneladas de explosivos, que pese a su denominación de "inteligentes" (o, precisamente por eso) no discriminan a la hora de matar: milicianos, campesinos, niños o ancianos, demuestran, con intención o sin ella, la esencial igualdad de los seres humanos: todos mueren sin distinciones.

Ante esta situación, sostienen algunos analistas, las tácticas de los movimientos guerrilleros han debido adaptarse a las nuevas condiciones. Una de esas respuestas fue la intensificación de las acciones urbanas, con su complemento de "toma de rehenes", que al ser internados en los territorios bajo su control operacional inhiben, así sea módicamente los bombardeos indiscriminados.

En este marco se inscribe la iniciativa de diálogo promovida por el gobierno de Venezuela, que demuestra una saludable y maquiavélica (en todo el honroso significado del adjetivo) intención de alejar a las tropas colombianas, y a las usamericanas que las apoyan, de sus fronteras...y sus pozos petrolíferos, estratégico recurso por el que el imperio usamericano siente cada vez más apetito.

La anecdótica operación de "liberación de rehenes", con su inevitable repercusión mediática, evidentemente buscada como garantía ante la opinión pública mundial no se inscribirá seguramente en los anales de las grandes hazañas de la humanidad, empero su éxito, a pesar de los reiterados intentos por parte del gobierno de Colombia por torpedearla, marca un hito respecto a la posición que el gobierno colombiano deberá adoptar de ahora en más. En efecto, ha quedado demostrado que el estado no controla ciertas regiones del país, para la legislación internacional las FARC pueden quedar legitimadas como "parte beligerante", y - sobre todo - queda claro que no hay salida "militar" al conflicto, sólo política, más allá de quién sea el que se lleve los laureles por haber instalado el concepto, aún cuando sea el

tropicalísimo presidente venezolano.


Los rehenes


Nada de esto, por supuesto, incide un ápice en las consideraciones de quienes han servido de escudo humano para los movimientos guerrilleros, o sus seres queridos, que han sufrido la privación de su libertad y han sido obligados a vivir en condiciones que no hubiesen voluntariamente elegido, con menoscabo a su dignidad o su salud.

Cuesta, por lo tanto, entender que sean algunas de estas personas las que más fervientemente propugnen una salida negociada - es decir: política y no militar - al conflicto.

Existen varias consideraciones de índole psicológica que pueden aportar comprensión al tema: Síndrome de Estocolmo; lavado de cerebro; amor al "Gran hermano".

Desde estas líneas, modestamente, se propondrá una interpretación, sino alternativa, por lo menos complementaria.

La gran mayoría de los rehenes de los movimientos guerrilleros son (o han sido) personas con algún nivel de actividad política y compromiso con la realidad colombiana, ya sea para mantenerla como está, o aún perfeccionar sus virtudes (de las cuales son beneficiarios), o bien para introducir algún tipo de cambio o reforma que, sin alterar el estado básico de las cosas, permita morigerar las consecuencias negativas que esas "virtudes" del sistema conllevan para la gran mayoría de la población, fundamentalmente

campesinos sin tierra y obreros que por el solo delito de pretender crear un sindicato son impunemente masacrados.

Estas personas, con un normal poder de análisis, pueden haber comprendido, al cohabitar forzosamente con las personas que forman los movimientos guerrilleros, que el nivel de control que ejercen sobre las zonas en que están estos movimientos asentados, su poder de fuego y capacidad de resistencia a la acción combinada de ejército y paramilitares es lo suficientemente importante como para mantener la situación de empate técnico e impedir el triunfo de cualquier "opción militar" implementada desde el

estado colombiano, o aún desde la intervenció abierta de tropas usamericanas. No menor puede ser el detalle del nivel de adhesión que estos movimientos perciben del entorno social en el que se mueven y al que rigen.

Así, no sería extraño que en el futuro los rehenes "liberados" constituyan los más fervientes defensores, por estricta comprensión política, de una salida pactada a la guerra interminable.



Rosario, 15 de enero de 2008


"Los momentos en que somos más libres e iguales en este sistema son aquellos que dedicamos a la consecución de la utopía. El resto del tiempo somos meros esclavos."