Bella Ciao, una versión "pulenta pulenta"

jueves, 12 de junio de 2008

A medianoche

A las doce, dicen que dicen, salen las brujas.
A medianoche, cuando todos lo gatos se parecen.
A esa hora, cuando los señores duermen,
y las señoras suspiran, y las adolescentes se consumen.
A medianoche, digo, te pienso.
A las doce, cuando la gente bien se guarda,
cuando todos los Natalios Ruiz que fueron,
y serán, medran temerosos del mundo,
o de sí mismos, quién sabe.

A esa hora te evoco, desnuda y en lo oscuro.
En la medianoche de la vida, te conjuro.
Te busqué, a pesar de mis temores,
y de tus dudas, de mis errores.
Me encontraste, tocando a ciegas.
Buscando la palabra, llegó la piel,

A la medianoche, pienso en mis brujas.
A las doce llegan, a veces puntuales.
"No es oro todo lo que reluce", me cuentan.
Y hasta el corazón más gastado puede,
agitarse, sufrir y sangrar, ¡como no!
Y sin embargo, elijo el dolor, de la vida,
la incertidumbre, la posible pena.
La copa ha de saborearse hasta el fondo.
¿Miedo? ¡Claro, de carne somos, y
si nos pinchan, sangramos!
Así y todo, elijo la vida, y el posible dolor,
antes que el silencio de la sangre
coagulada, fría, yerma.

udi, marzo de 2008

1 comentario:

pupi espinoza dijo...

Así y todo,eligo la vida,y el posible dolor,
antes que el silencio de la sangre
coagulada fría yerma.

El amor es un precipicio
Donde todos queremos caer.

Esto es de un poema mío.

Abrazos,Pupi.